Las palabras no importan

Hoy a la mañana, durante mi habitual zapping de noticias durante el desayuno, caí en C5N, donde estaban pasando en vivo una conferencia de prensa que estaban dando Julio De Vido (ministro de planificación) y Miguel Peirano (ministro de economía) sobre el aumento a las retenciones de las exportaciones de petróleo. Lo primero que me llamó la atención fue que hubo una ronda de preguntas, algo absolutamente inusual para este gobierno. Lo que no me llamó la atención fue la cantidad de preguntas (dos), los autores de las preguntas (Radio El Mundo y DyN - o sea, ningún medio importante), y la calidad de las respuestas (aproximación de memoria):

Periodista: ¿Cuánto estima que recaudará el Gobierno con las nuevas retenciones?
Peirano: La dinámica de precios y (blah blah blah)...

Típica respuesta de político, digamos. Responder sin responder. Palabras vacías, elusivas, sin significado real. Eso es lo gracioso de los políticos: no necesitan realmente decir nada. Lo importante no es el contenido de la respuesta, sino dar una respuesta, aún cuando ésta no tenga sentido. Esto se lo debe haber enseñado muy bien Méndez (el innombrable) a Scioli, porque cada vez que le preguntan algo al electo gobernador de la provincia, siempre incluye en su respuesta una variante de "con mucho trabajo, alegría, compromiso".

Todo esto me llevó a mi reflexión mañanera. Estaba pensando, que en el texto que le hacen jurar a los que asumen cargos políticos, donde dice:

... y si así no lo hiciera, que Dios y la Patria me lo reclamen.

... debería decir:

... y si así no lo hiciera, que Magoya y Cadorna me lo reclamen.

Al fin y al cabo, las palabras no importan.