jueves, 15 de julio de 2010

Acrónimos

Publicado a las 10:24 p.m.


¿Soy el único que al ver las banderas del Partido de los Trabajadores Socialistas piensa en otra cosa?

lunes, 5 de julio de 2010

Sobre el casamiento gay y la opinión eclesiástica

Publicado a las 11:00 p.m.

No entiendo qué clase de estupidez colectiva es esto de andar pidiéndole opiniones de materia sexual a una manga de delirantes que están casados con un fantasma.
—Leído en los comentarios de un blog

sábado, 3 de julio de 2010

Miedo a volar

Publicado a las 6:20 p.m.

Después de mi sacudido vuelo Buenos Aires - París, mi primer vuelo de más de 8 hs, descubrí que volar me da un poco de cagaso. Para confrontarlo, trato de pensar en la fría física que explica cómo semejante mamotreto puede volar a 10 mil metros de altura. Eso de cierta manera me reconforta, al menos temporalmente. Pero cada vez que el avión se sacude verticalmente y tienen que interrumpir el servicio por las turbulencias, toda la lógica se va al tacho y se ve reemplazada por palpitaciones y sudor frío.

Creo que la mayor parte del miedo no es, precisamente, a morir, sino los fatídicos segundos (probablemente más de 30) de caída libre, altamente consciente gracias a la adrenalina, hasta el fatídico instante en que la desaceleración instantánea o el aplastamiento hagan sus estragos sobre nuestro débil cuerpecito humano (morboso yo?).

Obviamente existen otras posibilidades, como una explosión instantánea, provocada por algún desperfecto mecánico o por una precisa colisión en el aire (una colisión imprecisa seguramente terminaría en el temido caso 1, caída libre).

Estos miedos generalmente no existen tanto en viajes en autobús o en tren, porque una colisión es un hecho instantáneo, que seguramente no te dará tiempo a ver venir a la parca. Esto confirmaría que no se trata de miedo a morir, sino miedo a sufrir sabiendo que no la vas a contar.

Todo esto venía a cuento de un artículo del diario español El País reproducido por La Nación, que habla sobre la gente que tiene miedo a volar. El artículo no es gran cosa, pero me quedo con el comentario de uno de los lectores:

Volé regularmente durante años, sin miedo. El problema, empezó cuando me decidí a aprender a volar y obtuve mi licencia de piloto. Ahí empecé a ver las chambonadas que hacen estos héroes en la cabina. Ahora, con más de 500 horas de vuelo en mi historial; mitigo mi miedo a volar razonando que el avión lo manejan un par de narcisistas Belerofónticos que tampoco quieren morir.