I ♥ Wi-Fi... not

Qué lindo, qué maravilla que es Wi-Fi. Cómo me jode la vida.

A cada rato, el pan nuestro de cada día:

Haciendo ping a 192.168.1.1 con 32 bytes de datos:

Tiempo de espera agotado para esta solicitud.
Respuesta desde 192.168.1.1: bytes=32 tiempo=16ms TTL=64
Respuesta desde 192.168.1.1: bytes=32 tiempo=3ms TTL=64
Respuesta desde 192.168.1.1: bytes=32 tiempo=29ms TTL=64
Respuesta desde 192.168.1.1: bytes=32 tiempo=43ms TTL=64
Tiempo de espera agotado para esta solicitud.
Respuesta desde 192.168.1.1: bytes=32 tiempo=106ms TTL=64
Respuesta desde 192.168.1.1: bytes=32 tiempo=4ms TTL=64
Respuesta desde 192.168.1.1: bytes=32 tiempo=4ms TTL=64
Respuesta desde 192.168.1.1: bytes=32 tiempo=216ms TTL=64
Tiempo de espera agotado para esta solicitud.
Tiempo de espera agotado para esta solicitud.
Tiempo de espera agotado para esta solicitud.
Tiempo de espera agotado para esta solicitud.
Tiempo de espera agotado para esta solicitud.
Tiempo de espera agotado para esta solicitud.
Tiempo de espera agotado para esta solicitud.
Tiempo de espera agotado para esta solicitud.

(...)

Estadísticas de ping para 192.168.1.1:
    Paquetes: enviados = 43, recibidos = 18, perdidos = 25
    (58% perdidos),
Tiempos aproximados de ida y vuelta en milisegundos:
    Mínimo = 1ms, Máximo = 220ms, Media = 43ms

Es que claro: en el laburo tenemos 3 redes 802.11g (que funciona en 2.4 GHz), más las redes de los vecinos, más los teléfonos inalámbricos que –adivinen qué– también funcionan en la misma frecuencia... obviamente se van a hacer interferencia entre sí.

Pero es taaan frustrante perder el enlace a cada rato, que pienso que es una suerte que las placas de red no tengan sentimientos, porque así fuera ya se habrían suicidado: casi el 60% de los paquetes que manda los tiene que repetir. Al menos una vez. Y lo mismo del otro lado. Imagínense una conversación así:

—Hola
—Hola
—¿Qué?
—Hola
—Ah, ¿Cómo te va?
—¿Qué?
—¿Cómo te va?
—¿Qué?
—¡Que cómo te va!
—Ah, bien ¿y vos?
—¿Qué?