martes, 27 de mayo de 2008

De sexualidad, fútbol e hipocresía

Publicado a las 12:27 a.m.

Hoy, leyendo el Perfil del Sábado, me encontré con el siguiente titular:

Los campeones mundiales de fútbol gay denuncian a Macri
Más allá de la cuestión en particular a la que hace referencia este titular, debo detenerme un momento a analizar las siguientes palabras que forman parte del mismo: "Mundial", "fútbol" y "gay".

Recordemos que en Septiembre del año pasado, se llevó a cabo en Buenos Aires la 4ta edición del Mundial de Fútbol Gay, y es a razón de eso que quiero dedicar un momento a escribir este par de líneas.

Me hincha soberanamente las pelotas la hipocresía.

Me hincha las bolas la gente que se queja de ser discriminada, y luego se discrimina solita (o mejor, discriminan a otros).

Empecemos por el INADI. Me hincha las bolas que el INADI pretenda imponer pelotudeces como cupo mínimo de mujeres para determinados laburos.

¿No se supone que, tan iguales como somos, ambos sexos debemos tener las mismas oportunidades? ¿Por qué, por ser mujer entonces, tienen un cupo mínimo asegurado, sin importar su aptitud para el trabajo? ¿Acaso eso no es darle legitimidad a la discriminación de género? ¿Por qué no hay un cupo mínimo para promotores, o para secretarios? ¡Me siento discriminado!

Según la Real Academia Española:
discriminar. (Del lat. discrimināre).
1. tr. Seleccionar excluyendo.
La igualdad de géneros es un mito, una falacia. Decir que el hombre y la mujer son iguales es como sostener que los tomates y las manzanas son iguales porque los dos son frutas.

El hombre y la mujer son distintos, pero toda su distintez no tiene por que ser algo malo, sino todo lo contrario. Las mujeres tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Los hombres tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Ambos comen, ambos cagan. Ambos tienen frío y sueño. Ambos a veces se sienten felices, a veces tristes. Pero iguales, no. Tomates y manzanas.

Ahora, yendo al tema del mundial de fútbol gay. Me resulta tan ridículo que me cuesta entenderlo. Lo veo tan disparatado como hacer un mundial de fútbol judío o de hinchas de River. ¿Qué carajo tiene que ver la sexualidad?

El deporte es el deporte, y si a Palacio le gusta comerse un pibe después del partido, ¡bien por él!

Claro que, si estamos hablando de una minoría, hay quedar bien y apoyarlos. "Yo a los negros no los discrimino, ¡hasta tengo un amigo negro!".

Me parece absurdo. Anque me queda una duda...

Si creamos el campeonato mundial de fútbol de blancos heterosexuales,
¿también nos apoyarán?

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